Cayetano Santos Godino alias "petiso Orejudo" fue un jóven sociopata, asesino y pirómano Argentino de principios del siglo XX. Vivió en el barrio porteño de Once con sus padres que eran inmigrantes italianos. Sus victimas fueron todos menores y sus métodos bastante macabros. Matar le causaba placer, lo que lo condujo a su propia muerte en el penal de Ushuaia a manos de los reclusos debido a que él asesinó a la mascota de ellos. De esta forma dejó su oscura marca en la historia de nuestro país.